· Un mural monumental de más de 450 metros cuadrados se encuentra en el Palacio de Gobierno de Tlaxcala.
· Su autor, el maestro Desiderio Hernández Xochitiotzin, trabajó en solitario casi 40 años en la magna obra.
· La historia de Tlaxcala y su contribución a lo mexicano está al nivel de las grandes obras de Diego Rivera o José Clemente Orozco.
En los muros del Palacio de Gobierno de la ciudad de Tlaxcala se encuentra una de las obras más importantes del movimiento artístico que empezó a consolidarse hace 100 años y que distinguió al país en el plano mundial: el muralismo mexicano.
Esta obra, de nombre La historia de Tlaxcala y su contribución a lo mexicano a través de los tiempos, es única no sólo por sus grandes dimensiones, que abarcan más de 450 metros cuadrados de muros en la planta baja y cubo de la escalera hacia el segundo piso del Palacio de Gobierno de Tlaxcala, sino que en sí misma es una proeza individual del maestro Desiderio Hernández Xochitiotzin, quien desde 1956 hasta 2001 pintó la mayor parte de escenas que plasman la historia de un territorio considerado la cuna del mestizaje en México: Tlaxcala.
Actualmente el municipio promueve que los visitantes puedan disfrutar la magnificencia de este trabajo sin restricciones, desde las 10:00 a las 17:00 horas todos los días, incluso los festivos. La capital tlaxcalteca está a 1.4 horas de la CDMX y a media hora de Puebla.
Cada vez hay mayor reconocimiento internacional hacia este mural cuya técnica, al igual que la de los prestigiosos Diego Rivera, José Clemente Orozco o David Alfaro Siqueiros, es al fresco, es decir, yeso húmedo en los muros a los que el maestro Desiderio aplicó materiales naturales –como minerales, baba de nopal, cemento Portland–, pero también pudo usar pinturas acrílicas, lo que de acuerdo con el guía turístico experto en esta obra, Leopoldo Gamboa, “pudo hacer composiciones que dotaron de una mayor viveza en sus colores y al mismo tiempo una mayor resistencia”.
Hernández Xochitiotzin, nacido en Tlacatecpac, Tlaxcala, en 1922, desde los 19 años convivió con Gerardo Murillo, el famoso Doctor Atl, quien fundó el movimiento muralista en México en los tiempos del secretario de Educación José Vasconcelos, impulsor de artistas en tiempo posrevolucionarios.
Pupilo del doctor Atl y contertulio de Frida Khalo y Diego Rivera, el joven Desiderio pudo hacer composiciones a semejanza de su maestro: moliendo minerales adecuados a las condiciones en Tlaxcala, cuyo ambiente hace muy difícil la pintura al óleo y materiales derivados de vegetales y animales.
Los grabados, pinturas y reproducciones de sus murales han sido expuestos en importantes foros como el Museo del Vaticano, universidades de La Sorbona, Estocolmo o Harvard y más recientemente en el Complejo Cultural Los Pinos, en CDMX.
Características del mural La historia de Tlaxcala
A diferencia de las obras de Rivera, Orozco y Alfaro Siqueiros, los frescos de Desiderio Hernández no pretendieron mostrar contenidos ideológicos, sino que representan un recorrido de lo que él llamo la tlaxcaltequidad, afirma el guía Leo Gamboa.
“Más que una lección de historia, es una obra didáctica, que tiene su pequeño porcentaje interpretativo, sí, pero que enseña a la gente quiénes fueron algunos de los personajes históricos, las deidades y los símbolos, con un 70 por ciento de historia tlaxcalteca y el último 30 por ciento de historia nacional. No es como un libro de texto, pero sí una obra muy accesible, un discurso iconográfico y didáctico”, dice don Leo.
Por su magnitud, la obra suele ser vista por fragmentos. Algunos estudios la dividen en 24 segmentos, otros prefieren hacerlo en cuatro grandes bloques: Tlaxcala prehispánica; La Conquista; El siglo de oro tlaxcalteca, y del Siglo de las Luces al Porfirismo en Tlaxcala y México. Sin embargo, don Leo, como gustaba de hacerlo el propio autor Desiderio, sugiere que se divida simplemente en dos: la planta baja, que comprende la época prehispánica desde el inicio de la migración de los tlaxcaltecas hasta antes de la llegada de los españoles, y una segunda que empieza en el cubo de la escalera, la cual relata la llegada de los europeos hasta el período porfirista.
El mural deslumbra por los miles de detalles, la profunda investigación histórica del maestro Desiderio para retratar las usanzas, cosmogonía y eventos que sucedieron en la vida prehispánica, la alianza entre españoles y los señoríos tlaxcaltecas en su guerra contra el imperio Mexica, el gran tianguis de Ocotelulco, las imágenes de la Llorona, Hernán Cortés y doña Marina, el caudillo Xicohténcatl y el destacado Tlahuicole más otros guerreros con penachos y escudos, el dios de la guerra Camaxtli,el uso del maíz y del maguey, la llegada de Quetzalcóatl, la presencia del clero católico, documentos de la Independencia…
“Artista que no despierta polémica se queda en el anonimato”, sostiene don Leo después de 15 años de orientar y escuchar las observaciones que turistas nacionales, extranjeros, expertos de artes visuales y grupos de estudiantes hacen sobre el contenido de este gran mural.
“Hay varios segmentos que despiertan polémica, uno de los muros que más llama la atención es donde se plasma cómo los tlaxcaltecas se les considera los colonizadores de todo el norte de la república mexicana, por ejemplo –dice el guía–, así que es una obra que despierta conciencias, pero también inconformidades. Esta obra cumplió y sigue cumpliendo su cometido”.
Gracias a los constantes trabajos de restauración contra la humedad que el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura realiza, la obra conserva su esplendor en este edificio gubernamental del siglo XVI.
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